ARTÍCULO
CULPA DE LA REELECCION
Por: el Lic. Juan Isidro Montás Fco.
Si prestamos atención al informe preparado
por el Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP) bajo la firma del
economista Jochi Vicente, quizás nos detendríamos a pensar un poco en el efecto
y costo de una reelección, no importa el cargo al que se aspire.
Dice el economista Jochi Vicente “Que en
2007 el Gobierno había cerrado con un superávit de 2,889 millones de pesos y
que todo el desbarajuste comenzó cuando Fernández colocó las finanzas al
servicio de sus aspiraciones” (Periódico El Nacional de fecha 13 de octubre del
año dos mil doce; Pág. 2). Pero más claro aun dice el informe que “en 2003,
pese a la crisis financiera provocada por el escándalo bancario, se cerró el
ejercicio con un superávit de 6,917 millones de pesos”.
Este informe deja bien claro que el
problema del déficit fiscal actual es el resultado del gasto descontrolado del
gobierno saliente como resultado de sus aspiraciones reeleccionistas en el año
dos mil siete y, en el Dos Mil Doce buscando que su partido ganara las
elecciones.
La culpa si seguimos buscando culpables la
tenemos todos y todas. Hemos acostumbrados los políticos a que nos vendan
ilusiones, que nos prometan pedazos de luna. Mientras caminemos como duendes
volando en el espacio seremos victimas de nuestras propias alucinaciones.
Con razón somos uno de los países con menor
calidad de escolaridad, tan pequeña que no podemos exigirles al Estado que
cumpla con su deber y, nos conformamos mendingando limosnas; loamos cuando nos
prestan un servicios que pagamos con nuestros impuestos y somos capaz de
sobornar al que cumple con su deber.
Quizás la presión tributaria en República
Dominicana sea una de las más bajas, pero si es uno de los países con más alto
índice de corrupción a nivel de administración pública. Años tras años las recaudaciones del fisco aumentan con relación
al año anterior, y es precisamente una de las razones de que tengamos más
partidos políticos que escuelas, clínicas u hospitales, es lo que propicia que
tengamos más políticos que profesores o médicos; esa política de creer que las
finanzas del Estado es un botín del partido gobernante ha sido la base en la
cual se ha cimentado la corrupción, alcanzando esta todas las esferas, es esta
la causa de que en el ámbito judicial
hemos llegados al extremo de que es más
provechoso judicialmente ser amigo del juez que un gran conocedor del derecho, las
leyes y la jurisprudencia.
Pena
da, escuchar un ex presidente que duró ocho años consecutivo dirigiendo el país
decir que el déficit fiscal es responsabilidad del que él sustituyó, si, ese
mismo presidente, que en los momentos más crítico de una gran crisis mundial
dijo “Que el país estaba blindado, que nuestra economía era sólida, fuerte” el
mismo que nos declaró inmune a la gran debacle de la economía mundial, la cual
ha hecho colapsar los grandes países económicamente hablando.
Pero es verdad nuestra economía es sólida,
el problema está en la rapacidad de los
que nos dirigen, siendo así hay más que motivos para oponerse a una reforma
fiscal,
No a la reforma, si a la austeridad, no al
latrocinio de los funcionarios, no a los sueldos celestiales, no a las
pensiones astronómicas, no a los privilegios legislativos, no a las exenciones
y exoneraciones, no al financiamiento desmedidos a los partidos políticos.
Los puestos de la administración del estado
debe ser para las personas capacitadas sin importar el color, nuestro país es
una nación politécnico en el que se presentan todos los colores del arco iris
y, cada ciudadano y ciudadana tiene los derechos que le asigna la Constitución
y las leyes.