miércoles, 24 de octubre de 2012



ARTÍCULO

CULPA DE LA REELECCION
Por: el Lic. Juan Isidro Montás  Fco.
Si prestamos atención al informe preparado por el Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP) bajo la firma del economista Jochi Vicente, quizás nos detendríamos a pensar un poco en el efecto y costo de una reelección, no importa el cargo al que se aspire.
Dice el economista Jochi Vicente “Que en 2007 el Gobierno había cerrado con un superávit de 2,889 millones de pesos y que todo el desbarajuste comenzó cuando Fernández colocó las finanzas al servicio de sus aspiraciones” (Periódico El Nacional de fecha 13 de octubre del año dos mil doce; Pág. 2). Pero más claro aun dice el informe que “en 2003, pese a la crisis financiera provocada por el escándalo bancario, se cerró el ejercicio con un superávit de 6,917 millones de pesos”.
Este informe deja bien claro que el problema del déficit fiscal actual es el resultado del gasto descontrolado del gobierno saliente como resultado de sus aspiraciones reeleccionistas en el año dos mil siete y, en el Dos Mil Doce buscando que su partido ganara las elecciones.
La culpa si seguimos buscando culpables la tenemos todos y todas. Hemos acostumbrados los políticos a que nos vendan ilusiones, que nos prometan pedazos de luna. Mientras caminemos como duendes volando en el espacio seremos victimas de nuestras propias alucinaciones.
Con razón somos uno de los países con menor calidad de escolaridad, tan pequeña que no podemos exigirles al Estado que cumpla con su deber y, nos conformamos mendingando limosnas; loamos cuando nos prestan un servicios que pagamos con nuestros impuestos y somos capaz de sobornar al que cumple con su deber.
Quizás la presión tributaria en República Dominicana sea una de las más bajas, pero si es uno de los países con más alto índice de corrupción a nivel de administración pública. Años tras años  las recaudaciones del fisco aumentan con relación al año anterior, y es precisamente una de las razones de que tengamos más partidos políticos que escuelas, clínicas u hospitales, es lo que propicia que tengamos más políticos que profesores o médicos; esa política de creer que las finanzas del Estado es un botín del partido gobernante ha sido la base en la cual se ha cimentado la corrupción, alcanzando esta todas las esferas, es esta la causa de que en el ámbito  judicial hemos llegados  al extremo de que es más provechoso judicialmente ser amigo del juez que un gran conocedor del derecho, las leyes y la jurisprudencia.
 Pena da, escuchar un ex presidente que duró ocho años consecutivo dirigiendo el país decir que el déficit fiscal es responsabilidad del que él sustituyó, si, ese mismo presidente, que en los momentos más crítico de una gran crisis mundial dijo “Que el país estaba blindado, que nuestra economía era sólida, fuerte” el mismo que nos declaró inmune a la gran debacle de la economía mundial, la cual ha hecho colapsar los grandes países económicamente hablando.
Pero es verdad nuestra economía es sólida, el problema está en la rapacidad  de los que nos dirigen, siendo así hay más que motivos para oponerse a una reforma fiscal,
No a la reforma, si a la austeridad, no al latrocinio de los funcionarios, no a los sueldos celestiales, no a las pensiones astronómicas, no a los privilegios legislativos, no a las exenciones y exoneraciones, no al financiamiento desmedidos a los partidos políticos.

Los puestos de la administración del estado debe ser para las personas capacitadas sin importar el color, nuestro país es una nación politécnico en el que se presentan todos los colores del arco iris y, cada ciudadano y ciudadana tiene los derechos que le asigna la Constitución y las leyes.