jueves, 26 de enero de 2012


ARTICULO

INTERACCION UNIVERSIDAD Y SOCIEDAD

Por, Lic. Julio César  Concepción, MBA. 2 de 2 Final)
 jcconcepcion@yahoo.com

El entrante año 2012 impone grandes desafíos, aunque el país ha ido creando  estructuras necesarias para afianzar el estado,  es mucho lo que queda por hacer para erradicar males que perjudican el funcionamiento de las instituciones oficiales.

Es en ese contexto, pues parece impostergable que se le haga frente a debilidades que han permitido, entre otras cosas, la infiltración del crimen organizado en organismos de seguridad y el auge de la corrupción.

En un balance sobre el 2011 y las expectativas en cuanto al 2012, la percepción de la corrupción, la negativa del gobierno a otorgar el 4% del PIB para educación y la infiltración en la seguridad  como parte de las debilidades del año que termina. La entrada en operación de los tribunales constitucionales y superiores electorales, así como la nueva suprema corte de justicia  como uno de los desafíos para 2012.

En fin, que el país tendrá que hacer esfuerzos para tratar de lograr un mejor desempeño en la defensa de las instituciones, eliminando la introducción y mejorando su eficiencia. El combate de la delincuencia y el tráfico de tóxicos continuará siendo uno de los grandes desafíos reservados para este año que recién comienza.

Por su parte, el modelo de desarrollo del nuevo milenio debe responder a una modernización económica con fuertes agregados sociales, culturales y ambientales. La tarea no es fácil, se trata de recuperar el valor de nuestro capital humano, fortalecerlo, estimularlo y respetarlo. De lo contrario, estaremos condenados a ser testigos silenciosos de la emigración de nuestros científicos e investigadores, que temen más la falta de estimulo que a la misma guerra interna.

Para lograr estos cambios, las universidades deben y están llamadas a implementar una estrategia sostenida de capacitación, a través de postgrados e intercambios académicos, que garanticen a través de la movilidad de docentes e investigadores alcanzar nuevos parámetros de calidad y excelencia. En este orden de ideas, el contexto internacional, se manifiesta como un reto para los países que como Colombia, manifiestan una baja inversión en conocimiento para el desarrollo.

En consecuencia, sí las universidades del país aspiran a tener un mayor peso en las estrategias del desarrollo tanto particular como nacional, necesariamente deben estimular la generación de un paradigma endógeno de conocimiento, socialmente apropiado basado, tanto en lo mejor de la ciencia mundial como en sus saberes autónomos, específicos, alternativos, originales, adecuados y contextualizados. Este hecho exige que la reflexión sobre la realidad nacional sea acompañada por la acción inmediata del conocimiento en su transformación.

La universidad contemplativa, encerrada en los eternos debates internos, debe ceder espacio a una universidad activa, anticipativa que resuelve problemas, antes que contribuir a excitar los conflictos existentes. Su legitimidad se traduce, a través del efecto en la producción, en el lienzo social, en el rescate de la identidad, los valores culturales, la solidaridad, el respeto por la biodiversidad, la tolerancia política y en el compromiso social de su ciencia y de sus innovaciones tecnológicas.

En la Rep. Dominicana, en medio de los conflicto las instituciones de educación superior, necesitan delinear un norte claro en su accionar frente a la reconstrucción de un nuevo reordenamiento social. Y si bien no puede ni debe sisar a la magnitud del conflicto, mucho menos debe convertirse en un nuevo frente de batalla.

En tal sentido, aún hay mucho que hacer al interior de las mismas, para poner a la universidad de cara al futuro, y menos cuando se pretende a través de ella diseñar un modelo humanista de desarrollo, como parte de su dimensión científica integral.

Considerar que la universidad, aisladamente, pueda cambiar a la sociedad, no deja de ser una utopía puesto que se trata de un proceso interactivo de reconocimiento mutuo, a través del cual al lograr traducir los problemas en soluciones, la academia afianza su valoración y respetabilidad por parte de la sociedad, a través de un complejo proceso de diálogo constructivo, tolerante y sostenido.

La investigación social propia de los estudios desempeña un papel de liderazgo en contextos interdisciplinares, encaminada a visualizar a la sociedad como la suma de elementos materiales e inmateriales, que en determinadas circunstancias puede favorecer o entorpecer la construcción de una conciencia social comprometida con la paz y el desarrollo.

Las ilustraciones representan una excelente oportunidad para zanjar el divorcio entre universidad y sociedad entre formación humanista y formación técnica, a través de contenidos puntuales que permitan elaborar propuestas originales, humanas y dignificantes para el país. Es claro que el pensamiento y la acción deben trabajar unidos a través de contextos específicos y que además de rescatar el valor socio cultural de los diferentes espacios, sea capaz de lograr su inserción nacional e internacional, a través de los diferentes escenarios competitivos.

Queda claro que la magnitud del compromiso en tal sentido, de las universidades es que están llamadas a liderar interesantes procesos de producción de conocimientos socialmente apropiados, para lo cual debe mostrarse y mirar la realidad nacional, para estudiar entre otros aspectos, en el plano económico, el impacto de modelos económicos de carácter impositivo, así como la urgente necesidad de un crecimiento con equidad social. De la misma manera, los procesos de transferencia, apropiación y generación de tecnologías que aceleren el desarrollo industrial, así como una gestión empresarial de cara al futuro.  

Por otra parte, los conflictos sociales, tanto agrarios como urbanos, traducidos en el incremento de una marginalidad que rebasa los limites de la miseria, representa nuevos retos investigativos para las ciencias sociales. Los procesos de a culturización y pérdida de identidad tienen un trasfondo cultural, social, económico, ambiental y político bien preocupante, el éxodo de poblaciones campesina hacia los centros urbanos, las presiones demográficas, como efecto inmediato de la arrabalización, las fumigaciones de altísima toxicidad con pesticidas no aptos, exigen estudios conducentes a contener esa avalancha de grave impacto socio ambiental.

Reconocemos con preocupación que aún existe muy baja comprensión de los contenidos sociales y ambientales del desarrollo científico y tecnológico, los cuales se asignan fundamentalmente a los investigadores sociales, cuando en realidad tienen profundas implicaciones técnicas.

En consecuencia, los estudios sociales de ciencia y tecnología deben despertar un interés general por los costos sociales y ambientales, inherentes al paradigma dominante. Se trata de empapar tanto a la administración académica como a los docentes, alumnos y a la sociedad en general de la necesidad de apropiarse de sus contenidos, como parte de la gestión universitaria moderna y de la participación pública sobre la ciencia.

Penosamente, la segmentación de saberes al interior de nuestra academia, impide aún convertir los mismos en el hilo conductor de conocimientos integrados en su interior e integradores hacia la sociedad y su entorno cultural.